¿Cómo un poco de tristeza llega a una depresión?

Al hablar de depresión es común cometer el error de creer que es un estado continuo de sentirse mal o triste.  La depresión es como una niebla flotante de tristeza, enojo y vergüenza, y también es una experiencia de entumecimiento y desapego. Pudiéramos decir que la depresión se trata tanto de sentir como de no sentir.  

 

La tristeza es una parte normal de la condición humana, es una de las emociones básicas. Cuando se le permite, la tristeza entra y sale de nuestra experiencia durante el día.  

 

Aunque existen muchas cosas que disparan nuestra tristeza (el escuchar la noticia de la muerte de un ser amado, perder nuestro empleo, que un ser querido nos maltrate…) en la vida, no todo lo que nos entristece es explícito o se presenta como un evento concreto.   

 

Es común escuchar a las personas deprimidas decir “me siento solo” aun cuando se encuentran en un salón lleno de personas, es común que presenten apatía o desinterés por actividades sociales, evitándolas en su mayoría.  

 

 Cuando estás deprimido, muchas emociones parecerían no tener algún sentido, emociones como la tristeza, la ira y el sollozo. Esto podría ocurrir porque se está intentando evitar experimentar las emociones que se presentan. Los comportamientos depresivos (evitación) tienen la función de protegernos de sentimientos «negativos». Si la situación que produce tristeza no está siendo atendida, la tristeza se separa de la situación y comienza a “buscar un hogar”. Cualquier evento, no importa si es mayor o menor, se puede convertir en un hogar para estos sentimientos desahuciados.   

 

La depresión comúnmente es el resultado emocional de intentar alejarnos y rehusarnos a entrar en contacto directo con la experiencia interna no deseada (emociones, pensamientos, imágenes o memorias, sentimientos).  

 

El problema es que, aunque parece lógico,  intentar evitar la experiencia interna parece no ser la respuesta. De hecho, el intentar evitarlas parece ser lo que complica más la situación. La tristeza es una emoción natural y completamente normal frente a una pérdida o un problema que no puede ser superado. Es normal sentirse triste cuando perdemos a un ser querido, también lo es sentirse triste al no haber alcanzado nuestras metas… es parte de la experiencia de ser humanos.    

 

¿Cómo un poco de tristeza puede llegar a una depresión? Muchas veces, curiosamente, cuando emprendemos una infructuosa lucha por evitar sentirnos tristes.   

 

Si reconocemos que el sentirnos tristes es inevitable, la aceptación se convierte en una alternativa menos descabellada. La aceptación se define como la voluntad de experimentar, plenamente y sin defensas la propia experiencia (sí, incluso la tristeza) y se maneja como una alternativa a la evitación (*1).  Esto nos ayuda a desistir de los intentos fallidos de evitarla y nos permite enfocarnos en lo que deseamos hacer de nuestra vida.   

 

La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)  te ayuda a observar tus pensamientos, emociones y a cambiar tu relación con ellos, al mismo tiempo se establecen compromisos acorde a lo que es importante en tu vida.

 

De una manera sencilla ACT se puede explicar cómo:  

 

Acepta tu experiencia interna.

Comprométete con lo que es importante en tu vida.

Toma acciones que te acerquen a la vida que deseas.  

 

Esta terapia muestra evidencia científica de su efectividad en un número extenso de problemáticas, incluida la depresión.    

 

Si crees estar experimentando un caso de depresión o tienes la sospecha de que algún conocido (familiar, amigo, colega) podría estar presentando un caso de depresión, no dudes en buscar ayuda. Muchas gracias por dedicar un poco de tu tiempo a leer este artículo, esto denota tu compromiso con tu salud mental y la de los demás.   

 

*1 Salinas, A. N., & Libenson, K. C. (2017). Estrés Postraumático: Tratamiento basado enla terapia de aceptación y compromiso (ACT). Ciudad de México: Manual Moderno.

 

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