Sabemos que es necesario un equilibrio al momento de tratar con nuestros hijos. Los niños y niñas necesitan el amor que les da la seguridad de ser reconocidos y aceptados, pero también necesitan los límites y las normas familiares y sociales para su protección y enseñanza. La principal característica de una crianza con amor es saber disciplinar y corregir con respeto.
A continuación, te dejo cinco consejos que te acercarán a establecer una crianza basada en el respeto y el afecto.
- ¡Que tu amor se sienta! Ser papá o mamá significa que tu tolerancia será constantemente puesta a prueba. Cuando esto pase y necesites llamarle la atención a tu hijo, trata de hacerlo desde el amor que le tienes, así será más fácil guiarle y corregirle sin dañar su autoestima y perder tu paciencia.
- Empatiza con sus necesidades. Los adultos debemos tener una cosa muy clara: ¡los niños y los adultos no somos iguales! Sus deseos y necesidades cambian constantemente conforme crean experiencias. Mantenerte en contacto con las necesidades de tu hijo te permitirá comprender por qué de pronto algunas actividades se vuelven más importantes que otras.
- Poner límites también es amar. Limitar el comportamiento de los hijos a menudo es visto negativamente, sin embargo, todos sabemos que las reglas y los límites son necesarios en nuestra vida diaria. Los instintos naturales de tu hijo necesitan una guía que a la voz de «no», «espera», «lo haremos más tarde», ayude a tu pequeño a respetar las reglas que más adelante, la sociedad le pida cumplir.
- Pide, escucha y respeta su opinión. «Nadie sabe mejor que nosotros mismos lo que necesitamos»… con tus hijos pasa igual, ¡los niños son sabios!, dales la oportunidad de opinar, proponer, sugerir y cambiar aquello que considere necesario para sentirse más cómodo en su relación contigo.
- ¡Se vale pedir ayuda! Ser padres no es fácil, por suerte, existen especialistas que pueden acompañarte en esta gran tarea. No dudes en buscar ayuda si la requieres o si tienes alguna duda sobre su comportamiento, es por amor a ti y a tus hijos.
Recuerda que con amor, tiempo y paciencia todo es posible.