Los pequeños y los jóvenes, al igual que los adultos, viven y experimentan estrés. Es común que sientan estrés por obtener buenas calificaciones, hacer y mantener amistades o cumplir con las “expectativas” sus padres y maestros, entre otras cosas.
El estrés en sí no es malo, en pequeñas cantidades puede ser positivo ya que brinda la energía necesaria para concentrarse en un gran examen, presentación o competencia. Por el contrario, un exceso de estrés puede provocar dificultades y preocupaciones innecesarias.
Es importante estar atento a las señales emocionales o conductuales que pudiera presentar tu hijo, con la intención de identificar problemas potenciales y brindarle a tu pequeño consejo y apoyo para afrontar los tiempos difíciles.
Aquí te comparto algunos consejos para reconocer posibles signos de estrés:
1. Pregúntate si has notado cambios negativos en su comportamiento.
A los chicos de todas las edades, especialmente a los más pequeños, se les puede dificultar reconocer y verbalizar cuando están sintiendo estrés. En los niños, el estrés puede manifestarse mediante cambios bruscos del comportamiento. Estos cambios pueden ser comportarse irritable o de mal humor, expresar preocupaciones de forma constante, quejarse más de lo habitual acerca de la escuela, llorar, mostrar reacciones repentinas de miedo o temor, un exceso o déficit del sueño y/o apetito.
Los cambios negativos en la conducta son casi siempre un claro indicador de que algo está pasando. Los padres deben poner atención a estas conductas y determinar de qué manera pueden intervenir apropiadamente.
2. Considera que “sentirse enfermo” frecuentemente puede ser causado por estrés.
El estrés puede manifestarse en síntomas físicos tales como dolores de estómago y dolores de cabeza. Si tu hijo se queja constantemente de estos dolores (aun cuando ha sido revisado previamente por el médico) o si estas molestias incrementan en ciertas situaciones (por ejemplo, antes de un examen), puede estar padeciendo un nivel significativo de estrés.
3. Asegúrate de observar cómo es su interacción con las demás personas
En ocasiones tu hijo puede comportarse de manera “habitual” en casa, pero tener un comportamiento completamente distinto o inusual en otros entornos. El que exista comunicación con otros padres, además de estar en contacto con sus maestros y representantes de cualquier otra actividad extracurricular, puede ayudarte a explorar sus ideas, conductas y sentimientos, permitiéndote estar atento a cualquier signo de preocupación.
4. Escucha y traduce
Los niños pueden expresar sentimientos desagradables mediante otras palabras como “preocupado”, “molesto” o “enojado”. Otra manera en la que manifiestan estrés es diciendo cosas negativas sobre sí mismos, otras personas o el mundo a su alrededor; por ejemplo: “nadie me quiere”, “soy tonto”, “todo es aburrido”. Es importante que los padres escuchen estas palabras e identifiquen el por qué sus hijos las están diciendo; y si pueden ser indicadores de estrés.
5. El momento de pedir ayuda
Padres e hijos no están solos cuando se enfrentan a sentimientos abrumadores de estrés. Si tú como papá notas que tu hijo puede presentar síntomas, incluyendo los mencionados anteriormente, puede ser de gran ayuda acudir con un especialista en salud mental, especialmente un psicólogo. Los psicólogos tenemos el entrenamiento adecuado para ayudarte a ti y a tu pequeño a desarrollar herramientas efectivas que los ayuden a sobrepasar los momentos de estrés.