Cómo pasar de la batalla a la calma con tus hijos.

1. Empieza por calmarte tú, para que tu pequeño no sienta tu estrés.
        

Cada vez que necesites que tu hijo haga algo, trata de mantener tu voz y tu lenguaje corporal relajado, de esta manera no sentirá tu estrés. ¡Es contagioso!

        

  • Respira profundamente una o dos veces antes de hablar.
  • Usa un tono tranquilo en tu voz normal (no elevado).
  • Sonríe mientras hablas para hacer que tu voz suene más amistosa.

        

2. Conéctate y tranquiliza a tu hijo usando tu lenguaje corporal.

        

La mejor manera de hacer que tu hijo haga lo que le pides es tener una conexión con él. Al sentirse amado y seguro será más fácil que te escuche. Para tener una buena conexión con él puedes hacer muchas cosas como: mirarlo a los ojos, apapacharlo, besarlo, hacer bromas, hacerle cosquillas (¡únicamente si esto le agrada!), platicar o dejarlo que él te haga cosquillas.

        

  • Asegúrate de ponerte a la altura de sus ojos cuando hables con él.
  • Presta mucha atención a tu lenguaje corporal, nunca debe ser agresivo o manipulador (por ejemplo, arrinconarlo en una esquina o presionarlo contra la pared).

        

3. Explica las cosas más de lo que creías necesario.

        

Este es un consejo muy bueno para los niños que a los que les gusta conversar y participar. A los pequeños les encanta saber qué es lo que está pasando y ser parte de los planes, pues esto les hace sentir que son importantes y reduce su estrés sobre las situaciones nuevas.

        

  • Antes de cualquier cambio o un evento nuevo, explícale detalladamente qué es lo que sucederá y cuál será su rol en ello. Si vuelve a hacer preguntas acerca de esto, recuérdale que ya hablaron sobre el tema y explica cada vez con menor detalle. Esto facilitará que te ponga atención desde un primer momento.

        

4. Dales a elegir entre dos buenas opciones.

        

Cuando tus hijos tienen la oportunidad de elegir pueden sentirse más a cargo de sus vidas. Déjalo elegir entre dos opciones, y claro, asegúrate que estés contento (a) con ellas.

        

  • Puedes ofrecerle dos tipos diferentes de comida para su almuerzo, dos opciones sobre el atuendo del día, o entre los zapatos que puede ponerse cuando hay que salir… esto para cualquiera de las situaciones en las que notes que tiene más resistencia.
  • Cuando se trate de alguna actividad puedes darle a elegir entre un juego o una carrera para llegar al destino o hacer la siguiente tarea.

        

5. Adviérteles antes de algún cambio y hagan acuerdos.

        

Los niños necesitan tiempo para ajustarse a los cambios, trata de formar el hábito de darles de 5 a 10 minutos de advertencia cuando necesites que dejen de hacer algo, o para cambiar de actividad.

        

  • Para asegurarte de que te escuche, ve hasta él, agáchate al nivel de sus ojos y dile que es momento de bañarse (o cenar, etc.) y dale 5 minutos de advertencia.
  • Asegúrate de obtener un acuerdo de su parte, y que hará lo que ordenaste en 5 minutos.
  • Cuando haya llegado el momento, acércate e interactúa con él para asegurarte de que deje de hacer lo que estaba haciendo.
  • Si no te hace caso, puedes tomar amablemente con lo que estaba jugando y ponerlo de lado, o bien, invitarlo a jugar mientras cambian de actividad.

        

6. Usa un juego para volver divertida la situación.

        

Los niños siempre quieren divertirse, entonces, una manera increíble de volver los cambios divertidos es haciendo uso de algún juego, una carrera o una competencia. Depende de la edad de tu pequeño la manera en la que esto funcione.

        

Te dejo algunas ideas a continuación:

        

  • Puedes decirle “¡vamos a ver quién puede llegar al auto/baño/recámara con un solo pie!”
  • Invítalo a hacer una carrera hacia su destino (pero siempre déjalo ganar).
  • Actúa como si fueras un animal, como un elefante, un oso o un mono que va a darse un baño al lago (baño) o a dormir en la cueva (cama).
  • Ofrécete a jugar su juego favorito de palabras (veo, veo; adivina en qué estoy pensando, etc..) una vez que esté en el auto, en el baño…
  • Actúa como si fueras un tren con tus pequeños como los vagones, y resopla por todos lados hasta llegar al destino.
  • Hagan una búsqueda del tesoro – esconde por ahí algunas “joyas” en lugares que queden en camino a la habitación/baño/comedor para que tus pequeños las encuentren.
  • Si tienes escaleras, jueguen a que están escalando una montaña para ver la cima, si no, puedes hacer como si nadaras a través de los océanos, de una costa a otra.
autor

Martha Lorenia Monreal Quintana

Psicóloga en Centro Integral de Psicología.
Licenciada en Psicología, U de O.
Máster en Terapias Contextuales, Instituto ACT.Ver perfil