Se habla mucho sobre la validez de las emociones, cómo ser comprendidos y realmente vistos por las personas en nuestra vida. Pero, ¿qué significa esto realmente? ¿Nos estamos acercando a esto de manera equivocada?
Si nuestra experiencia depende de la capacidad de otra persona para validarla y reforzarla, nos estamos preparando para conflictos, resentimiento y decepción perpetua. Es una forma de renunciar a nuestro poder, cuando el valor y la aceptación que le brindo a mi experiencia emocional depende del otro, de si está de acuerdo o en desacuerdo le damos ese poder del que te hablo. Solamente tú sabes cómo te sientes y de qué manera experimentas lo que pasa en tu vida.
En nuestra cultura, a menudo se evalúan las emociones como «válidas» o «inválidas», pero creo que este enfoque es extremadamente contraproducente. En cambio, podemos ver las emociones como algo similar al clima. No debatimos si el sol o la lluvia son «válidos» o «inválidos», brillantes o mojados. Simplemente son parte del mundo natural y las aceptamos como tal. De la misma manera, las emociones son una parte natural de ser humano.
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No podemos controlar el clima, pero podemos tomar medidas para protegernos de él. Podemos usar un abrigo bajo la lluvia o protector solar bajo el sol. De manera similar, podemos aprender a manejar nuestras emociones de manera saludable. En lugar de debatir si una emoción es válida o no, podemos reconocerla y luego decidir qué hacer al respecto.
Por ejemplo, si nos sentimos enojados, podemos hacer algunas respiraciones profundas para calmarnos o salir a caminar para liberar parte de esa energía. Si nos sentimos tristes, podemos darnos un momento para estar con esa tristeza y después llamar a un amigo en busca de apoyo o participar en una actividad de autocuidado que nos brinde alegría.
Es importante recordar que las emociones son complejas y multifacéticas. Están influenciadas por nuestras experiencias, nuestros valores y nuestras creencias. Lo que puede desencadenar la ira en una persona puede no afectar en absoluto a otra. Por lo tanto, no existe un enfoque único para manejar las emociones.
En lugar de evaluar las emociones como válidas o inválidas, podemos esforzarnos por comprenderlas. Podemos hacernos preguntas como «¿Qué intenta decirme esta emoción?» o «¿Qué necesito en este momento?» Al hacerlo, podemos desarrollar conciencia emocional y resiliencia, y aprender a manejar nuestras emociones de manera saludable y efectiva.
Los «Debería» y «No debería»
En cambio, cuando decimos cosas como «No debería sentir _____», puede ser perjudicial y contraproducente por varias razones. En primer lugar, las emociones son una parte natural y normal de ser humano, y negarlas o suprimirlas puede llevar a una angustia emocional y resultados negativos.
No podemos simplemente decidir no sentirnos tristes, enojados o ansiosos. Las emociones surgen en respuesta a nuestras experiencias y están influenciadas por muchos factores, incluida la fisiología (piensa en la salud, como el estreñimiento, el sueño, etc.), experiencias pasadas y circunstancias actuales.
Negar o suprimir las emociones puede llevar a mecanismos de afrontamiento poco saludables, como el abuso de sustancias, la evitación u otros comportamientos desadaptativos. Es esencial reconocer y validar nuestras emociones, ya que nos brindan información valiosa sobre nosotros mismos y nuestras necesidades.
En lugar de negar nuestra experiencia con «no debería», es más útil aceptar y observar nuestras emociones, incluso si son incómodas o desagradables. Al hacerlo, podemos aprender a manejar nuestras emociones de manera saludable, desarrollar conciencia emocional y desarrollar resiliencia ante situaciones desafiantes.
Recuerda, este contenido no busca de ninguna manera suplir una terapia psicológica. Si consideras que necesitas ayuda, ve al psicólogo… ¡tú lo vales!
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