Hablemos de salud ¿mental?

En nuestra comunidad (Los Mochis) se festejó el ya clásico “Congreso de Salud Mental”. El Debate cubrió una conferencia dándole el título: “Pensamiento negativo enferma a la gente: neurocirujano “fulanito”. (Ver aquí)

 

Las explicaciones mágicas y las relaciones causales que hacen algunos profesionales entre “pensamientos” y enfermedad son producto de una grave confusión y representan un gran peligro para las personas y su salud mental.

 

 

Hoy en el “día de la salud mental” nos interesa hablarte sobre estas confusiones, señalar que son raíz de muchos problemas vinculados a lo que solemos llamar salud mental y salud biológica y lo que la psicología basada en evidencia (no en ocurrencias) te sugiere.

 

¿Por qué es una confusión?

 

El reducir los problemas psicológicos a nuestra biología representa una gran confusión, también lo es el reducir problemas biológicos a “pensamientos”.

 

La verdad es que no podemos explicar la depresión (por dar un ejemplo) reduciéndola a un problema de serotonina, tampoco podríamos explicar la ansiedad que vive una persona observando su amígdala.

 

De hecho la depresión, así como cualquier otro evento psicológico no se encuentra en ninguna parte del cerebro, ya que lo psicológico es una interacción entre el sujeto y su contexto, lo cual corresponde a otro objeto de estudio y otro nivel de análisis.

 

 

Cito textual:

 

“Lo que el ser humano piensa lo va a sentir en su cuerpo. Hay cosas que son existenciales, no son medibles; yo puedo medir cuánta glucosa trae una persona en su cuerpo, pero no puedo medir en un laboratorio cuánto sufrimiento trae”, dijo.

 

Claro que no se puede porque son objetos de estudio diferentes y corresponde a un nivel de análisis diferente; es como si una persona pretendiera observar con un microscopio las partículas cuánticas o los astros, sencillamente no se puede. Sin embargo, si me empeño en explicar bajo mi modelo y medir con mis instrumentos otros niveles de análisis el resultado será confuso y de seguro erróneo, en consecuencia mis conclusiones y recomendaciones serán equívocas, confusas y lo peor de todo: podrían ser contraproducentes y peligrosas.

 

Cuando hablamos de salud mental no es raro ver esta confusión en casi todas partes, tomemos en cuenta la fuerte tradición del modelo médico como explicación última del bienestar individual, si a eso añadimos la anemia académica que padece la psicología de nuestra región, la gran aceptación de explicaciones mágicas y la proliferación de prácticas pseudocientíficas: tenemos un contexto que fácilmente puede confundirnos (¿ven? la confusión es producto de un contexto, no es producto de ningún gen ni estructura cerebral).

 

¿Por qué es un peligro?

 

Como dije antes la confusión lleva a más confusión.

 

Por ejemplo, cito textual:

 

Destacó que pensar positivo es buscarle la mejor cara las cosas.

“Como dicen: ver el vaso de agua medio lleno o vacío, pues mejor verlo medio lleno. No dormí bien, pues pensar que al día siguiente se dormirá mejor y no andarse quejando todo el día de que no durmió bien. Pensar positivo es cuestión de actitud…”

 

¡No! La verdad es que la psicología actualmente ha demostrado que mientras más se lucha por no pensar en algo: más tiempo se piensa en ello; mientras más luchas por pensar en “otra cosa” más fuerte se hace la relación entre esa “otra cosa” y lo que deseas no pensar, cuyo resultado es, en pocas palabras, inflexibilidad y sufrimiento (para ahondar en esto sería necesario revisar el tema de Equivalencia de Estímulos, Teoría de Marcos Relaciones (RFT) y la el llamado Trastorno de Evitación Experiencial).

 

 

Por lo tanto, no es cuestión de actitud y verlo así es muy peligroso. Imagina que te han dicho que para apagar una fogata  tienes que soplarle a la llama ¿suena muy lógico verdad? pero todos sabemos que no es así, si te lo dijo alguien en quien confías es muy probable que intentes apagar la fogata de esa manera durante mucho tiempo a pesar de que la llama arda más fuerte con tus intentos por apagarle, y como consecuencia terminarás con un sentimiento de frustración, pensando que no lo sabes hacer bien, sin aire (cansado) y quien sabe, tal vez hasta quemando todo el bosque.

 

Traducción: Imagina que quieres dejar de sentirte mal o curar tu cuerpo y la sociedad, o un profesional, te ha dicho que lo único que debes de hacer es pensar en positivo, cambiar tu actitud o no pensar en negativo (quesque porque según la medicina dice que así es el show porque vi un documental donde le hablan bonito al agua y cambia su forma molecular al congelarla); tú lo intentas una y otra vez y lo sigues intentando a pesar de que no te funciona y sigues sintiéndote mal. En consecuencia, terminas sintiéndote peor, cansado, sufriendo, ta lvez hasta pensando en dejarlo todo. ¿Acaso esto no es peligroso? ¿No debería un Congreso de Salud Mental tener esto en cuenta?

 

Hablemos de salud mental… pero hablemos bien.

 

Para hablar de salud mental debemos hablar de contexto, debemos hablar de psicología (verdadera psicología) psicología científica y terapia basada en evidencia, no necesariamente de estructuras biológicas, ni de magia, ni de pensamientos lindos y feos. Para hablar de salud mental es necesario ir más allá de la explicación médica o biológica de la salud y prestar más atención a los avances en psicología científica. La salud está en juego.

 

Para finalizar sólo recordar que este artículo no busca de ninguna manera ofender a nadie ni atacar a personas en particular, lo que se busca es reflexionar y debatir a las ideas y las prácticas de nuestra comunidad.

 

Gracias por leer este artículo, te dejaré estos links que creo podrían interesarte:

 

1. Está bien sentirse mal

2. Quiero reprogramar a mi mente porque me preocupo demasiado ¿se puede?

3. Siento mucha ansiedad ¿qué puedo hacer?

4. Me siento deprimido ¿qué puedo hacer?

autor

Osvaldo Muñoz Espinoza

Psicólogo en Centro Integral de Psicología
Licenciado en Psicología Clínica, UNISON
Especialista en Terapias Contextuales, AUL
Doctorante en Evaluación Educativa, UDLMVer perfil